¡Aprendamos a superar nuestras fobias!

¡Aprendamos a superar nuestras fobias!

¡Aprendamos a superar nuestras fobias!

Última actualización: 01 octubre, 2017

Todos tenemos una fobia o conocemos a alguien que la tiene; ¡aprendamos, pues, a superar nuestras fobias!

Algunos pueden referirse a cosas que no nos afectan en la vida cotidiana y, por lo tanto, podemos vivir en paz ignorándolos. Por ejemplo, tener fobia a las serpientes o a las ratas no nos provocará una ansiedad particular en el día a día si vivimos en la ciudad.


La fobia a conducir (amaxofobia), por otro lado, que puede representar un problema o la fobia a volar, en el caso de que a menudo tengas que tomar el avión para ir al trabajo. Por eso, es importante trabajar la ansiedad que nos dan algunos estímulos realmente inofensivos, que a su vez generan conductas de evitación que alimentan el pánico… ¡Veamos cómo hacerlo!


“El hombre que tiene miedo sin peligro, inventa el peligro para justificar su miedo”

-Alain Emile Chartier-

Cómo superar nuestras fobias

La causa de la fobia es la ansiedad.

La ansiedad es la emoción que aparece cuando tenemos una fobia. Por eso, antes que nada, debemos aprender a controlar su intensidad cuando ocurre. Para este propósito, podemos averiguar qué provoca esta fobia, ya que en ocasiones las fobias se basan en creencias erróneas. Al desmantelar estas creencias, la fobia desaparece. Asimismo, puede ayudarnos a adquirir habilidades para manejar la situación que tememos.

Veamos un ejemplo concreto: si les tenemos miedo a los perros, quizás creamos que todos son peligrosos. Sin embargo, al informarnos, descubriremos que en realidad no es así. Además, si averiguamos cómo comportarse con los perros para regular su comportamiento en diferentes situaciones, tendremos más recursos para usar cuando estemos en contacto con ellos. Estos recursos nos darán confianza y disminuirán nuestro nivel de ansiedad; por lo que la amenaza ya no parecerá tan grande.



"Nada en la vida debe ser temido, solo debe ser entendido"

-Marie Curie-

Además de informarnos sobre las causas de nuestra fobia y aprender a gestionarla, también es fundamental utilizar toda una serie de otras herramientas. Con este fin, aprender a relajarse puede ser de gran ayuda. Existen múltiples técnicas para hacerlo, se trata de encontrar el que mejor nos funcione, en función del estímulo y de nuestras características personales.

El siguiente paso: exponernos al objeto de nuestra fobia

Cuando se manifiesta lo que provoca la fobia, aquí entra también nuestra ansiedad. Sentimos el corazón latiendo salvajemente. La respiración se acelera. Nos congelamos y nuestra atención es captada por el propio estímulo. Solo queremos escapar y evitarlo., ¿real? Y, de hecho, esto es exactamente lo que hacemos. Y en ese punto la ansiedad disminuye… pero solo hasta que reaparece el estímulo fóbico y actuamos de la misma forma contra la ansiedad. Y así reforzamos este método.

Está claro que esta estrategia de evitación es efectiva a corto plazo, pero no a largo plazo. Entonces, ¿qué podemos hacer? Tenemos que dejar de huir. Parece difícil, desde luego, pero precisamente por eso el primer paso es aprender a relajarnos y controlar nuestra ansiedad. Así cuando aparezca nuestra fobia, seremos capaces de gestionar esta emoción negativa.

Para este propósito, es necesario exponernos poco a poco al estímulo fóbico. Es decir que debemos elaborar una lista de situaciones relacionadas con nuestra fobia y debemos ordenarlas de menor a mayor, en función del nivel de ansiedad que nos provoquen. Una vez hecha esta lista, necesitamos empezar a ponernos en estas situaciones sin huir de ellas.


Empezaremos por aquellas que nos provocan un menor nivel de ansiedad, y cuando nos demos cuenta de que está apareciendo esa sensación desagradable, activaremos las estrategias que ya hemos aprendido específicamente para gestionarla (ej: relajación, atención desvinculada del estímulo, bloqueando el ciclo de pensamientos, etc.), en lugar de evitarlo. Una vez que lo superemos, estaremos listos para exponernos al siguiente en la lista. Asi que, nos daremos cuenta de cómo, poco a poco, podríamos llegar a exponernos con tranquilidad a situaciones que antes nos provocaban una gran ansiedad.



Finalmente… ¡démonos un premio!

Siempre que queremos convertir un comportamiento en un hábito, necesitamos fortalecernos para activarlo. ES muy importante, por tanto, reconocernos el derecho a una recompensa tras haber estado expuestos a un estímulo fóbico y ser capaces de gestionar la ansiedad sin huir de la situación. Después de todo, acabamos de pasar por una situación desagradable… ¡nos lo merecemos!

De esta forma, aumentaremos nuestro autocontrol ante este primer instinto de fuga, pero no solo. Al exponernos al estímulo fóbico, también podemos darnos cuenta de que las consecuencias negativas que antes esperábamos, en realidad no fueron tan negativas como pensábamos o incluso pueden no haberse producido. Esto en sí mismo es un refuerzo y una motivación para afrontar el siguiente grado de dificultad, que parecerá aún menor después de haber superado el anterior.

“La ansiedad es una corriente delgada que atraviesa la mente. Si se anima, se convierte en un río que se traga todos los demás pensamientos”


-A. Roche-

Superar nuestras fobias es relativamente sencillo si sabemos cómo hacerlo y si activamos las técnicas correctamente que hemos examinado. Si crees que este problema está presente en tu vida, es importante que consultes a un psicólogo adecuado que te guíe en este proceso para que puedas retomar las riendas de tu vida… ¡Vamos!

Imágenes cortesía de Aziz Acharki, Tertia Van Rensburg y Connor McSheffrey.

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