Analfabetismo emocional: las emociones que no controlas te controlan a ti

 Analfabetismo emocional: las emociones que no controlas te controlan a ti

El analfabetismo emocional es el mal de nuestra época. Las cifras lo demuestran.

Hay más de 450 millones de personas en el mundo que padecen diversos trastornos mentales.

Aproximadamente un millón de personas se suicidan cada año.

De cada 100 personas, 20 sufren depresión.

Los trastornos como la anorexia y las adicciones aparecen cada vez más temprano.

La incapacidad para comprender nuestras emociones y expresarlas de manera asertiva podría estar en la raíz de este creciente malestar psicológico. Debemos ser conscientes de que el desarrollo tecnológico y el acceso a la educación y la información no nos hacen más felices, libres o equilibrados mentalmente porque tenemos un problema pendiente que no se enseña en las escuelas: el aprendizaje emocional.



¿Qué es el analfabetismo emocional?

El analfabetismo emocional es la incapacidad para comprender, catalogar y gestionar nuestras emociones y, por tanto, comprender y aceptar las emociones de los demás. Es la desconexión con las emociones y sensaciones, que no solo nos impide concretar lo que sentimos, sino que limita nuestro rango de acción, convirtiéndonos en personas reactivas e impulsivas que permanecen aprisionadas en sus emociones.

Este término está indisolublemente ligado a la alfabetización emocional, concepto propuesto por el psicoterapeuta Claude Steiner en la década de 70 y se refiere a la capacidad de comprender las emociones, escuchar a los demás y empatizar con sus estados emocionales, así como expresar emociones de manera productiva.

Una persona educada emocionalmente será capaz de manejar sus emociones para empoderarse y motivarse, mejorar la calidad de su vida y sus relaciones interpersonales. Una persona que es víctima de analfabetismo emocional, en cambio, será víctima de sus propias emociones, que probablemente le ocasionarán más de un problema en su vida, a nivel personal o interpersonal.


Mientras que la persona educada emocionalmente utiliza las emociones y los sentimientos a su favor, el analfabeto emocional es víctima de sus redes y, por lo tanto, solo puede ver el aspecto más oscuro o más negativo de las emociones.


Síntomas del analfabetismo emocional

- No tener granularidad emocional; es decir, no poder identificar con precisión las emociones o sentimientos que uno siente

- No poder medir el rango de palabras, por lo que puedes herir a otros por falta de tacto

- Reaccionar impulsivamente, especialmente cuando son presa de emociones como la ira, el odio, el resentimiento o el miedo.

- No tomes en cuenta las emociones de las personas con las que te relacionas

- No reflexiones sobre tus estados emocionales para encontrar la causa.

- Tomar decisiones dejándose llevar solo por las emociones, sin analizar las consecuencias de sus acciones.

- Extrema susceptibilidad a los eventos de la vida, muchas cosas afectan más de lo que deberían, de manera desproporcionada.

- Colapsa fácilmente frente a los obstáculos e inmediatamente piensa que no vales nada

- Sentirse víctima de las propias emociones, que toman el control de la vida y llevan a decisiones que luego serán lamentadas.

- No poder pasar la página y seguir adelante, permanecer conectado a eventos pasados ​​a través de emociones como la culpa y la angustia

El origen del analfabetismo emocional

Cuando somos pequeños, todos somos analfabetos emocionales. Nuestro repertorio emocional es muy limitado. Los bebés experimentan felicidad, angustia y disgusto desde el nacimiento y pueden expresar esas emociones a través de sus expresiones faciales y su postura corporal. A medida que crecen, su mundo emocional se expande.


Entre los 2 y los 6 meses ya pueden experimentar enfado, tristeza, sorpresa y miedo. Alrededor de los 4 meses son capaces de distinguir las diferentes expresiones emocionales de las personas que les rodean y a los 6 meses imitan las emociones que ven en los demás.

Sin embargo, los padres o cuidadores juegan un papel fundamental en este proceso de alfabetización emocional. Los niños necesitan validación emocional, un proceso mediante el cual buscan la aceptación radical de la experiencia emocional en otras personas importantes para ellos. Si este proceso de validación ocurre correctamente, el niño aprende a identificar y manejar sus emociones.


Si, por el contrario, se produce un proceso de invalidación emocional, en el que las experiencias emocionales del niño son rechazadas, ignoradas o juzgadas continuamente, asumirá que las emociones son enemigas y debe reprimirlas u ocultarlas. Como resultado, no tendrá la oportunidad de familiarizarse con ellos aprendiendo a manejarlos de manera asertiva.

Por ello, el analfabetismo emocional suele darse en aquellas familias donde las emociones son reprimidas y catalogadas como negativas e indeseables. Los perpetradores son adultos que, de niños, no tuvieron la oportunidad de aprender a manejar sus estados emocionales y no recibieron las herramientas necesarias para el autocontrol emocional para enfrentar sus sentimientos de manera asertiva.

Las 6 claves de la alfabetización emocional

Así como existe un momento óptimo para aprender a leer y escribir, también existe un momento ideal para aprender a manejar las emociones de manera asertiva. Son las primeras etapas de la vida: infancia y adolescencia, aunque eso no significa que no podamos iniciar el aprendizaje emocional en etapas posteriores. De hecho, al desarrollar estas seis esferas de tu vida interior puedes enriquecer tu esfera emocional:


  1. Autoconciencia emocional. Se trata de conocer tus sentimientos, etiquetar tus emociones sabiendo que la tristeza no es lo mismo que la apatía o la depresión y la ansiedad no es lo mismo que agobiar o preocupar. Esta habilidad implica no solo reconocer las emociones sino también ser capaz de explicar su origen, buscar su causa para comprenderlas y reconocer sus detonantes.
  1. Autocontrol emocional. Se trata de aprender a manejar las emociones de forma asertiva, para que no nos hagan daño a nosotros ni a los demás. Para ello, debemos obtener las herramientas psicológicas que nos permitan controlar la ira, la irritabilidad y liberarnos del estrés ... No se trata de reprimir, negar u ocultar esas emociones, sino de canalizarlas para hacerlas jugar su papel de la mejor manera. Una salida posible.
  1. Empatía. La empatía es la capacidad de comprender la condición de otra persona desde su punto de vista, implica ponerse en su lugar y sentir lo que está sintiendo. Significa participar emocionalmente en la realidad de alguien, haciendo nuestro su mundo emocional. No se trata solo de comprender sus razones, sino de percibir sus emociones y aceptarlas, validarlas emocionalmente.
  1. Resiliencia emocional. La resiliencia es la capacidad de salir fortalecido de la adversidad, afrontar y aprovechar los malos momentos sin colapsar. La alfabetización emocional implica la capacidad de curar las heridas emocionales, pasar la página y seguir adelante, para que el pasado no se convierta en una carga que nos ata a estados como la depresión o la ansiedad.
  1. Interactividad emocional. Es la capacidad de gestionar las emociones de forma positiva, para sacar la mejor versión de las personas. Una persona emocionalmente capaz sabrá cómo mediar en conflictos interpersonales y ofrecerá apoyo emocional cuando sea necesario.
  1. Automotivación. Se refiere a la capacidad de marcar metas motivadores en el camino y generar emociones positivas que faciliten el logro de estas últimas, para no tirar la toalla o desanimarse ante los obstáculos.

“La alfabetización emocional requiere que las personas comprendan sus propios estados emocionales y los de los demás; aprender a manejar las propias emociones y a sentir empatía [...] La alfabetización emocional es tanto un proceso de desarrollo individual como una actividad colectiva, es tanto el autodesarrollo como la construcción grupal, para que los sentimientos de bienestar emocional puedan crecer junto con los de otros, y no a sus expensas. La alfabetización emocional implica hacer conexiones entre las personas y trabajar con sus diferencias y similitudes, para manejar la ambigüedad y la contradicción. Es un proceso dinámico a través del cual la persona se desarrolla emocionalmente e involucra cultura y empoderamiento ”, escribió el psicólogo Brian Matthews.


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