Adaptación autodestructiva: la peligrosa tendencia a "normalizar" lo que nos perjudica

Adaptación autodestructiva: la peligrosa tendencia a

¿Quién en su sano juicio podría aceptar algo que les duela? Es normal intentar alejarnos de lo que nos perjudica. Sin embargo, desafiando el sentido común, muchas personas siguen siendo prisioneras de relaciones de pareja tóxicas, aceptan trabajos que generan una enorme tensión y poca satisfacción, y permanecen atados a una familia que los mira y los trata como si fueran una oveja negra.

Para el propio Freud era un enigma que alguien pudiera darse por vencido y actuar sistemáticamente en contra de su propio interés y que sus elecciones no respondieran, al menos aparentemente, al principio del placer o de la realidad. Para describir estos casos, acuñó el término "masoquismo moral", refiriéndose a un patrón general de sufrimiento al servicio de unas metas que al resto de personas les cuesta entender.



La normalización del sufrimiento

En 1995, el psicólogo Theodore Millon describió un estilo de personalidad autodestructivo que se caracteriza por un patrón recurrente de elección de personas y / o situaciones que terminan produciendo decepción, fracaso o abuso, aunque existen otras posibilidades. Son las personas que, sin saber muy bien por qué, siempre acaban estableciendo relaciones dañinas o involucrándose de antemano en proyectos condenados al fracaso. Estas personas padecen lo que Freud llamó la "compulsión a repetir", que consiste en repetir relaciones o circunstancias que evocan un pasado doloroso.

Pero lo cierto es que más allá de esta tendencia, todos podemos ser víctimas de una adaptación autodestructiva. Viktor Frankl, psiquiatra austriaco y prisionero de los campos de concentración nazis, nos ofrece una pista para entender lo que está pasando. Dijo que "una reacción anormal a una situación anormal es un comportamiento normal".

Como seres humanos, tenemos una increíble capacidad de adaptación, incluso a las condiciones más extremas. En algunos casos, esa adaptabilidad puede ser nuestra salvación, pero en otros puede hacernos sufrir innecesariamente. Por tanto, aunque para un observador externo esa dosis de masoquismo es una reacción completamente anormal, para quien la experimenta es una respuesta "normal" a una situación que no debería ocurrir.



Cuando una situación se repite constantemente, puede convertirse en la única realidad para quienes la viven. Una persona que es maltratada, manipulada o humillada con frecuencia puede acabar normalizando estos comportamientos, asumiendo que son parte de su vida y, por tanto, sin hacer nada para acabar con ellos.

Cuando surgen situaciones que nos generan sufrimiento o nos hacen daño, la primera reacción es el dolor y la rebelión, pero si decidimos quedarnos en esa situación -por cualquier motivo- es probable que nuestro inconsciente ponga en marcha un mecanismo psicológico para "protegernos". de lo que está sucediendo.

Este mecanismo actúa como una cortina de humo, impidiéndonos ver lo que está sucediendo, evitando que suframos más al analizar continuamente la situación en la que estamos inmersos. Si el problema son los celos posesivos de la pareja, podemos empezar a verlo como una "prueba de amor". Si estamos estresados ​​por la cantidad de trabajo, lo tomaremos como prueba de nuestra "competencia".

Este mecanismo de racionalización de lo que nos pasa nos permite afrontar mejor una realidad dañina que pone en riesgo nuestro concepto de nosotros mismos, pero también nos impide tomar las medidas necesarias para distanciarnos. Se crea así un círculo vicioso del que cada vez nos resulta más difícil escapar.

Del apego tóxico al masoquismo moral: ¿por qué soportamos relaciones o circunstancias que nos perjudican?

El dolor y el sufrimiento causado por el ajuste autodestructivo llega poco a poco, por lo que son "más fáciles" de soportar que el dolor insoportable causado por los grandes cambios. La resistencia al cambio y el miedo a lo incierto son sentimientos muy poderosos que nos mantienen atados a lo conocido, aunque no sea precisamente lo mejor para nosotros.


También hay que decir que caer en una espiral de adaptación autodestructiva no implica que nos guste sufrir, pero que muchas veces esta se convierte en la única forma en que creemos que es posible lograr una meta que, a nuestros ojos, es más valiosa. , o para evitar consecuencias que parecen aún más dolorosas. Por ejemplo, una persona puede soportar la humillación de su pareja porque cree que la ruptura sería aún más dolorosa o puede seguir soportando un trabajo doloroso porque la perspectiva de no encontrar otro trabajo la asusta aún más.


Por tanto, las dinámicas que surgen con la adaptación autodestructiva suelen expresarse en un continuo que va desde los comportamientos anaclíticos hasta los comportamientos introyectivos. Las personas con tendencia más anaclítica suelen quedarse en esas situaciones dañinas para mantener el vínculo, porque la perspectiva de perder la relación o ciertos beneficios es insoportable.

Aquellos con una tendencia más introyectiva pueden quedar atrapados en tales situaciones por el "masoquismo moral" al que se refiere Freud, porque mejoran su capacidad para tolerar el sufrimiento y hacer frente a la adversidad. Estas personas también pueden sentirse orgullosas de enfrentar estoicamente el sufrimiento, pero en realidad no lo disfrutan, es solo un mecanismo inconsciente para proteger su frágil "yo". Como creen que no pueden escapar y se sienten frágiles en su condición, intentan proyectar una imagen de fuerza, reevaluando la situación que están viviendo.


¿Cómo romper el círculo vicioso de la adaptación autodestructiva?

Cuando estamos inmersos en una situación tóxica, nos resulta difícil analizarla de forma objetiva e imparcial. Escuchar las opiniones de otras personas puede ayudarnos a cambiar nuestra perspectiva para evaluar lo que nos está sucediendo de manera más racional.

Si no tienes a nadie a tu lado con quien hablar, una técnica muy eficaz es imaginar que un amigo está en la misma posición que tú y necesitas darle un consejo. ¿Qué le dirías? De esta manera puedes tomar la distancia psicológica necesaria para ver lo que te está sucediendo de manera desapegada.

También es importante que fortalezcas tu autoestima. Cuando caemos en un círculo vicioso de adaptación autodestructiva, es normal que nuestra autoestima sufra. En algunos casos incluso podemos pensar que nos merecemos lo que nos está pasando, nos culpamos y nos denigramos. Por tanto, para salir del círculo tóxico en el que nos encontramos, debemos recuperar la confianza en nosotros mismos, ser conscientes de que, pase lo que pase, podremos salir fortalecidos de esa experiencia.


Añade un comentario de Adaptación autodestructiva: la peligrosa tendencia a "normalizar" lo que nos perjudica
¡Comentario enviado con éxito! Lo revisaremos en las próximas horas.

End of content

No more pages to load