7 señales de que estás discutiendo innecesariamente

7 señales de que estás discutiendo innecesariamente

El habla es una de las herramientas más poderosas a nuestra disposición. A través de ella podemos expresar lo que sentimos y pensamos, somos capaces de convencer a los demás y llegar a un acuerdo. Las palabras pueden curar heridas, resolver conflictos y conducir al entendimiento mutuo.

Pero las palabras no tienen poder mágico, por lo que a veces no son suficientes. Para que el habla sea eficaz, debe haber un oído receptivo del otro lado. Si la otra persona no está dispuesta a ceder ni un centímetro, las palabras serán en vano. En estos casos es mejor no preocuparse, ya que todo lo que diríamos caería en oídos sordos. A veces, para nuestro propio equilibrio emocional, tenemos que aprender a reconocer cuándo es el momento de dejar una discusión.



Discutir solo tiene sentido si se puede llegar a un acuerdo

La palabra "discutir" ha adquirido un significado negativo, pero originalmente significaba "sacudir", de hecho en la antigua Roma se usaba para referirse a la acción de sacudir algo para separar sus componentes. En sentido figurado, significaba "examinar cuidadosamente las cosas para separarlas y distinguirlas".

Por tanto, el propósito de la discusión no es ganar sino llegar a un acuerdo y, en cierto sentido, cambiar la perspectiva al respecto. Pero para que esto suceda, ambas personas deben estar dispuestas a participar en dicho análisis y construir un puente que conduzca a la comprensión. De lo contrario, la discusión se convierte en una batalla por acertar, y pierde su sentido, además de hacernos perder la paciencia y la paz interior.

Por tanto, es importante aprender a detectar estos signos que indican que estamos discutiendo en vano.

1. Buscan constantemente pretextos. La persona que no asume la responsabilidad y busca excusas continuamente no está dispuesta a dar el paso necesario para llegar a un entendimiento. Cuando su interlocutor miente y usa excusas para explicar sus palabras o comportamientos, básicamente solo quiere eludir sus responsabilidades, o simplemente quiere "salirse con la suya", haciendo que sus intereses prevalezcan independientemente de las necesidades de los demás.



2. Se hacen pasar por víctimas. Si su interlocutor asume el papel de víctima, será muy difícil hacerle entender que tiene la responsabilidad de lo sucedido. Cuando una persona no hace más que quejarse de lo que está sucediendo, culpar a los demás, al destino o la mala suerte, es poco probable que asuma un papel proactivo y pueda avanzar en la discusión.

3. Usan un tono condescendiente o imponente. Hay personas muy egocéntricas que se sienten por encima de los demás y creen que solo sus argumentos son válidos, porque creen poseer la verdad absoluta. Normalmente estas personas no discuten para llegar a un entendimiento, sino para imponer sus opiniones, por lo que es muy difícil hablar con ellos y ganar terreno.

4. No muestran signos de empatía.
Nuestros cerebros están programados para sentir empatía. Las neuronas espejo se activan ante el dolor o la alegría ajena, por eso se dice que las emociones son "contagiosas". La empatía es fundamental para llegar a un entendimiento, sin esto toda discusión está condenada al fracaso, porque cada interlocutor se esconderá detrás de su puesto y no cederá.

5. Te atacan verbalmente.
Cuando una persona se vuelve agresiva, lo mejor es detener la conversación de inmediato, ya que sería muy difícil hacer que vuelva a sus sentidos. La agresión es una señal de que el cerebro emocional ha tomado el control, por lo que será muy difícil dialogar y razonar con esa persona.


6. Lanzan recriminaciones. Las discusiones a veces generan emociones negativas, pero si la persona tiene la esperanza de que se pueda llegar a un entendimiento, no se pierde nada. Pero muy a menudo, especialmente en las relaciones duraderas, una de las dos personas piensa que la batalla se pierde temprano, por lo que en lugar de discutir con el objetivo de llegar a una solución, simplemente lanza recriminaciones.


7. No te respetan. Cada discusión debe realizarse con respeto por el individuo. Incluso si hay opiniones diferentes, cada interlocutor debe respetar al otro y no usar palabras despectivas. Si no es así, y se rompen algunas barreras, es mejor terminar la conversación, al menos hasta que las cosas se calmen.


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