7 diferencias entre un jefe y un líder

7 diferencias entre un jefe y un líder

¿Cuáles son las diferencias entre un jefe y un líder? Algunos jefes pueden pensar que son iguales, pero la verdad es que tanto los empleados como los verdaderos líderes saben exactamente cuáles son las diferencias. Averigüémoslo juntos.

Algunos pueden usar los términos "jefe" y "líder" indistintamente, pero esto no es del todo exacto.

La verdad es que algunos ejecutivos son solo eso: un jefe. Han logrado una posición en la sección gerencial de la pirámide corporativa. Tienen una bonita oficina y un espacio de estacionamiento reservado. Toman decisiones que influyen en la dirección de la empresa y, a menudo, controlan cómo se gasta el dinero.




Sin embargo, nada de esto los convierte en líderes.

La buena noticia es que los jefes pueden convertirse en líderes, y eso debería ser una prioridad para aquellos que quieren dirigir una empresa con eficacia. 

Al aprender cuáles son las diferencias clave y aplicarlas al trabajo, los líderes pueden convertirse en el tipo de líderes que reclutan y retienen a los mejores talentos, mientras cultivan el crecimiento de los empleados y aumentan los resultados de la empresa.

¿Cuáles son las características que diferencian a un jefe de un líder? Las siguientes representan algunas distinciones fundamentales entre las dos figuras.

Las 7 diferencias fundamentales entre jefe y líder

1. Los líderes atraen, los líderes empujan

Los líderes motivan a sus empleados, los inspiran a seguir su ejemplo. Los jefes, por otro lado, tienden a empujar a los empleados en lugar de dirigirlos. Este tipo de gerente tiende a nunca tomar decisiones, lo que obliga a los empleados a trabajar sin orientación ni expectativas, mientras su gerente se esconde detrás de un muro de inercia. 




Los verdaderos líderes a menudo presentan ideas y trabajan junto a sus empleados. Comunican claramente los objetivos al equipo y sus acciones están dirigidas a lograr objetivos juntos. En este rasgo radica la diferencia entre inspirar a los miembros del equipo y perder su respeto. Cuando un equipo confía en un líder, la moral es mucho más alta y los empleados están mucho más motivados para contribuir.

2. Los líderes escuchan primero, luego hablan

Los buenos líderes dedican tiempo a escuchar a sus empleados en lugar de hablar por encima de ellos. Comprenden el valor de investigar e integrar las opiniones de los demás en la toma de decisiones.

Los líderes tienden a dominar las conversaciones. Esperan que los empleados escuchen y lleven a cabo sus órdenes, con poca o ninguna dirección. Este tipo de actitud no es un enfoque válido para construir un equipo de personas que quieran ser valoradas por sus conocimientos y habilidades.

Sé que hablar de manipulación mental no es muy ético, pero si se hace con un buen fin (tanto para la empresa como para el empleado) no le veo nada malo: Trucos Psicológicos de Manipulación Mental: 12 Técnicas Infalibles

3. Los líderes ofrecen igualdad

El mundo de los negocios no es la escuela primaria, aunque la idea de un "coco del maestro" es tan poco atractiva en la oficina como en el aula. Los jefes a veces pueden elegir uno o dos empleados favoritos, lo que puede generar un trato injusto, como pasar más tiempo con ciertos empleados que con otros, brindándoles más beneficios y creando un círculo cercano. Esto generalmente no es bueno para otros empleados y, a menudo, reduce la productividad y la moral del equipo.




Los buenos líderes tratan a todos por igual, dando a las ideas de una persona el mismo peso que a todos los demás en el equipo. Los líderes fuertes no permiten que las preferencias personales obstaculicen la creación de un entorno dinámico.

4. Los líderes se arremangan

Cuando una empresa lanza un gran proyecto, los verdaderos líderes van "a las trincheras" con sus equipos. Los líderes toman la iniciativa, mientras que los jefes tienden a hacerse a un lado y "supervisar" a otros que hacen el trabajo.

Ver que un líder está tan comprometido con un proyecto como el equipo puede inspirar a otros a dar lo mejor de sí. A los líderes les gusta estar al margen e interactuar solo para dar órdenes. Esto perjudica la motivación, la colaboración y la creatividad del equipo.

5. Los líderes no retroceden

Hay un momento y un lugar para comunicar los errores y consejos para corregirlos. Sin embargo, la gran mayoría de los problemas que involucran a un empleado pueden manejarse con una dosis de crítica constructiva, no con una dura reprimenda, tanto en privado como frente a los colegas.

Los líderes ofrecen valiosos consejos en un entorno privado, mientras que los jefes tienden a regañar a sus empleados incluso en público, lo que puede hacer que se sientan preocupados, avergonzados y abatidos. Los líderes también pueden imponer cierta disciplina, pero su enfoque para hacerlo debe ser una experiencia de aprendizaje para los empleados, para redirigir sus esfuerzos lejos de lo que no funciona.


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6. Los líderes no necesitan usar el miedo

El viejo dicho de que una persona prefiere ser temida que respetada ya no funcionará en la oficina moderna (si es que alguna vez funcionó). Los líderes entienden que intimidar a los empleados y tratar de controlarlos con miedo no funcionará en ningún lugar de trabajo. El miedo conduce a la duda, al resentimiento ya la pérdida de productividad. Los líderes inteligentes inspiran confianza, entusiasmo y empatía y muestran confianza en sus empleados para tomar decisiones por sí mismos.

7. Los líderes invierten su tiempo en los empleados

Algunos jefes, especialmente aquellos que han elegido a sus favoritos, tienden a ignorar a la mayoría de sus empleados. Esto puede dar a otros trabajadores la sensación de estar a la deriva. Los líderes no ignoran. Invierten tiempo y esfuerzo en desarrollar empleados en su profesión, enseñándoles nuevas habilidades y ayudándolos a avanzar en sus carreras.

Estas son las diferencias entre ser jefe y ser líder

Estos representan algunas de las diferencias entre un jefe y un líder. Parecen bastante simples, pero simple no siempre significa fácil. Los verdaderos líderes se comprometen a evaluar su estilo de gestión, comprender estas diferencias fundamentales y hacer un esfuerzo concertado para poner en práctica estas buenas características de liderazgo.

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