5 relaciones tóxicas para evitar

5 relaciones tóxicas para evitarNuestra mayor satisfacción y felicidad provienen de las relaciones interpersonales. Pero también nuestros problemas más graves, lamentablemente. Inmersos, como estamos, en diferentes grupos sociales desde el nacimiento, no es de extrañar que a menudo surjan conflictos que alteran nuestro equilibrio psicológico. Sin embargo, en algunos casos el problema es aún más grave ya que no se trata de situaciones puntuales sino de conflictos recurrentes, de hecho, no es raro encontrarse con personas que se quejan constantemente porque, de una forma u otra, siempre acaban siendo víctimas de otros. . Son personas que, aunque cambien de trabajo, ciudad o grupo de amigos, siempre acaban cayendo en los mismos patrones tóxicos de relación. Estas personas tóxicas no son tóxicas per se, el problema es que su comportamiento y actitudes atraen a quienes lo son.

¿Cuáles son las relaciones tóxicas?

Una relación es tóxica cuando te impide desarrollar tu potencial y te hace sentir mal. Desde este punto de vista, se pueden establecer relaciones tóxicas no solo en la pareja, sino también entre padres e hijos, amigos e incluso compañeros.



En una relación sana, cada persona aporta una parte de sí misma, dejando cierta libertad al otro y contribuyendo a su crecimiento. En una relación tóxica, una persona intenta dominar y manipular, incluso a pesar de las necesidades e intereses del otro. Como resultado, la víctima se siente infeliz. Si esta situación no se resuelve, con el tiempo también puede causar serios problemas psicológicos, como depresión, o un daño profundo a la propia imagen y autoestima.

¿Cuáles son las relaciones más peligrosas?

1. Relaciones que tienen como objetivo "llenar" a la persona

Algunas personas piensan que su vida será plena y maravillosa si conocen a alguien con quien compartir sus sueños y problemas. Es cierto que encontrar a alguien con quien compartir nuestros sueños, alguien que nos apoye en los momentos más difíciles, puede ser reconfortante. Sin embargo, para que una relación sea saludable y madura, cada una de las personas involucradas debe ser primero saludable y por separado.



La idea de que el otro puede llenar el vacío es errónea. En realidad, estas personas no pueden deshacerse de su miseria y aburrimiento, por lo que terminan sintiéndose frustrados y culpándose mutuamente. No es una buena idea comenzar una relación para compensar las deficiencias personales. Solo cuando realmente nos amemos a nosotros mismos seremos capaces de amar plenamente a los demás.

Además, en estas relaciones, una persona tiene la responsabilidad de "completar" a la otra. Y al final este rol genera angustia y afecta negativamente la calidad de la relación, provocando que se deteriore.

2. Relaciones en las que solo una persona toma el control

Las luchas de poder ocurren en la mayoría de las relaciones, algunas pueden ser más visibles, otras permanecen implícitas. Sin embargo, una vez consolidada la relación, todos asumen un rol determinado y el poder se distribuye de la manera más equitativa posible. Sin embargo, hay casos en los que una persona toma el control total de la relación.

En un principio, esto también puede resultar cómodo porque es la otra persona quien decide y asume todas las responsabilidades. Pero esta relación es muy limitante, porque uno de los dos pierde el derecho a expresar su opinión y decidir, pierde su autonomía, independencia, autoestima y confianza en sí mismo. Por lo tanto, esa persona se sentirá atrapada, incapaz de crecer.

Toda relación implica cooperación, es necesario que ambas personas involucradas se sientan libres de expresar sus opiniones y que estas sean tomadas en consideración. Las decisiones deben tomarse de mutuo acuerdo, no por imposición o incumplimiento de deberes.


3. Relaciones que se basan en expectativas poco realistas.

Algunas personas no aceptan a los demás, y se desviven por cambiarlos, quieren convertirlos en personas como ellos. En estos casos, la relación no se inició con la persona "real", sino con la persona "ideal". Por ejemplo, alguien puede iniciar una relación pensando que las características del otro que no le agradan desaparecerán como por arte de magia.


Sin embargo, la base de todas las relaciones interpersonales es la aceptación. Las relaciones basadas en expectativas poco realistas, con el tiempo, causarán frustración y sufrimiento porque pronto aparecerá la decepción.

Además, la persona a la que se le pide que cambie se sentirá inadecuada porque percibirá que no se la valora por lo que realmente es, sino que está sujeta a constantes críticas. En definitiva, estas relaciones terminan siendo muy dañinas porque uno de los dos no acepta al otro, quien, por mucho que intente cambiar, nunca podrá cumplir con todas las expectativas.

4. Relaciones codependientes

En este tipo de relación ambas personas son adictas, toman un papel pasivo y pierden su individualidad. Es curioso por qué nadie acepta el papel dominante sino que ambos necesitan la aprobación del otro para tomar cualquier decisión, incluso la más pequeña. Esto se debe a que siempre priorizan las necesidades del otro.

Si bien a simple vista esta forma de relacionarse también puede parecer ideal, el problema es que estas personas tienden a acumular mucho resentimiento, pues aunque hayan elegido este tipo de relación, terminan culpando a los demás de sus desgracias y decisiones equivocadas. .


De hecho, en cualquier relación, ambas personas deben asumir la responsabilidad de sus acciones. Es importante depender del otro para tomar decisiones, pero esto no significa que tengamos que perder nuestra identidad.

5. Relaciones basadas en el chantaje

En este tipo de relación siempre hay un manipulador, alguien que conoce a la perfección las debilidades del otro y no duda en utilizarlas a su favor para conseguir lo que quiere. Esta persona mantiene la relación solo porque le conviene, pero no dudará en deshacerse de ella cuando ya no la necesite.

En esta relación, uno de los dos se somete al otro, porque siente un sentimiento de culpa. La persona se siente atrapada en una red de emociones y tiene miedo de huir, por las posibles consecuencias que podría tener su decisión.


En definitiva, la relación con un chantajista siempre acaba siendo muy cara, sobre todo a nivel emocional. Así que es mejor ponerle freno porque estas personas no dudarán en hacer peticiones cada vez más exageradas.

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