3 formas disfuncionales de buscar la aprobación de los demás

3 formas disfuncionales de buscar la aprobación de los demás

Vivimos en sociedad, lo que significa que dependemos hasta cierto punto de la aprobación social. De niños, buscamos la aprobación de nuestros padres y luego competimos en la escuela por la aprobación de los maestros. La necesidad de aprobación no es mala. De hecho, a una edad temprana es más bien una búsqueda instintiva de los marcos de referencia que necesitamos para comprender cómo funciona la sociedad y encajar con éxito en ella.

A medida que crecemos, nos convertimos en personas autónomas e independientes que desarrollan sus propios valores y puntos de referencia, por lo que la necesidad de aprobación debería disminuir. Pero la verdad es que el rechazo y la desaprobación social continúan hiriéndonos. Suficiente para activar las mismas áreas de dolor físico en nuestro cerebro, según confirman investigadores de la Universidad de Michigan.



Esto significa que, de alguna manera, nuestros cerebros están "conectados" para buscar la aprobación de los demás. Sin embargo, en algunos casos esa investigación puede resultar en conductas disfuncionales que generan malestar y nos impiden crecer como personas para alcanzar nuestro potencial.

Cuando la búsqueda de la aprobación se vuelve contra nosotros

A veces, cuando nos preocupamos demasiado por lo que piensan los demás, nos volvemos adictos a la aprobación externa. Esta búsqueda de aprobación nos hace sentir obligados a subordinar nuestras necesidades y deseos a los demás, por miedo a la decepción o al rechazo. Como resultado, terminamos saboteando nuestra felicidad y sacrificando nuestra satisfacción y realización personal.

El problema es que a veces no nos damos cuenta de este autosabotaje, por lo que seguimos repitiendo patrones de comportamiento disfuncional que están más orientados a buscar la aprobación de los demás que a satisfacer nuestras necesidades y sentirnos completos.


1. Sea extremadamente perfeccionista

A veces, el perfeccionismo no surge del deseo de mejorar, sino que refleja la necesidad de aprobación. Si nos sentimos obligados a hacer todo de manera superlativa y queremos destacar para el reconocimiento, probablemente estemos empujando nuestros límites por las razones equivocadas.


Ese tipo de perfeccionismo esconde la sensación de no ser lo suficientemente buenos, por lo que intentamos hacer lo que podemos para desafiarnos a nosotros mismos. En otros casos, surge de la creencia de que no somos dignos de ser amados y valorados por lo que somos, por lo que nos esforzamos demasiado por obtener el amor y la aprobación de los demás.

El problema es que este perfeccionismo acaba convirtiéndose en patológico porque genera una ansiedad enorme y nos impide relajarnos. Continuamente nos esforzamos al límite, haciendo esfuerzos inútiles solo para buscar la aprobación de los demás.

2. No corras riesgos por miedo al fracaso

Hay un dicho: "nada arriesgado, nada ganado". Sin embargo, si tememos la desaprobación social, tendemos a quedarnos en nuestra zona de confort y evitar esas nuevas situaciones en las que podemos fallar, incluso si presentan una buena oportunidad.

Un estudio realizado a fines de la década de 90 en la Universidad de Columbia verificó este fenómeno en niños de entre 10 y 12 años. Descubrieron que cuando la necesidad de aprobación se desencadenaba al elogiar a los niños por su inteligencia, elegían los problemas más fáciles, se divertían menos resolviéndolos y sus calificaciones empeoraban, en comparación con los niños a quienes elogiaban por su esfuerzo.


Si terminamos equiparando el fracaso con la desaprobación, es probable que nos resistamos a emprender proyectos donde el éxito no está garantizado, por lo que terminaremos limitándonos. Así, no solo podemos desaprovechar buenas oportunidades, sino que nunca sabremos hasta dónde somos capaces de llegar y acabaremos dejando de lado nuestros sueños, sacrificándolos en el altar de la aprobación social.

3. Renunciar a nuestras necesidades

La búsqueda de la aprobación conduce a comportamientos dependientes y sumisos que diluyen el ego. Puede que no nos atrevamos a decir lo que pensamos por miedo a ser rechazados o que ocultemos nuestros sentimientos para evitar ser juzgados. A fuerza de conformarnos con los demás, terminamos perdiendo nuestra identidad.


Cuando nos preguntamos constantemente qué pensarán los demás, gradualmente perdemos el contacto con nuestras necesidades y deseos. En lugar de mirar hacia adentro, miramos hacia afuera, hasta el punto de olvidar que también tenemos derecho a equivocarnos, a ir contra la corriente o estar en desacuerdo.


Si siempre priorizamos las necesidades de los demás, terminamos relegándonos a un segundo plano. Es probable que la necesidad de buscar la aprobación de los demás nos lleve a creer que siempre debemos estar disponibles y dispuestos a sacrificarnos. Este tipo de comportamiento desadaptativo prepara el escenario para que otras personas se aprovechen de nosotros, por lo que podríamos terminar siendo víctimas del efecto felpudo.

Por último, es importante tener en cuenta que aunque nadie es una isla completa en sí misma, como decía John Donne, debemos encontrar un equilibrio entre la necesidad de conectarnos y sentirnos validados y la necesidad de diferenciarnos y reafirmarnos como personas únicas.

Todos necesitamos apoyo en forma de aprobación. La aprobación externa confirma que estamos en el camino correcto y, a menudo, nos da la fuerza necesaria. Pero cuando la búsqueda de la aprobación se convierte en una obsesión limitante, debemos detenernos a comprender sus causas y deshacernos de su influencia dañina.


Añade un comentario de 3 formas disfuncionales de buscar la aprobación de los demás
¡Comentario enviado con éxito! Lo revisaremos en las próximas horas.