10 consejos para aprender a convivir con personas ansiosas

10 consejos para aprender a convivir con personas ansiosas

 

La ansiedad es un problema muy difícil de manejar, y no solo para la persona que la padece, sino también para las personas cercanas a él. Vivir con una persona ansiosa puede ser muy agotador, ya que a menudo son demasiado exigentes y reaccionan con irritabilidad y frustración. En muchos casos, la falta de voluntad de estas personas para planificar y su tendencia a la impulsividad pueden crear problemas en las relaciones interpersonales, por lo que si vives con una persona ansiosa, es importante que comprendas cómo se sienten y por qué reaccionan de la forma en que lo hacen. La capacidad de ponerse en el lugar de los demás es fundamental para evitar discusiones innecesarias y, por supuesto, para ayudar a la persona.

Comprender a las personas ansiosas: la clave para mantener una relación saludable

1. Hay mucho más en la ansiedad. Nadie puede definirse únicamente por una característica única. Esto es un cliché, pero el hecho es que cuando estamos cegados, tendemos a enfocarnos solo en las cualidades negativas, ignorando las positivas. Por lo tanto, es importante aprender a mirar más allá de la ansiedad evaluando todas las cualidades de la persona que está a tu lado.
2. Cuando la fatiga es excesiva. La persona ansiosa es consciente de todo lo que sucede a su alrededor porque su cerebro es incapaz de desconectarse. Este estado hiperactivo termina siendo abrumador y agotador. Entonces, si desea hablar con calma sobre un tema importante, lo mejor es elegir un lugar tranquilo. De esta forma la persona prestará más atención y estará menos irritable.
3. Existe la conciencia de que la ansiedad es irracional. La mayoría de las personas que padecen ansiedad saben perfectamente que se trata de un estado irracional. La persona ansiosa pierde el contacto con la realidad, encuentra dificultades para manejar ciertas sensaciones, emociones y pensamientos. Por lo tanto, enfatizar la irracionalidad de su condición o sus preocupaciones no ayuda, al contrario, genera un sentimiento de culpa o incomprensión por lo que están viviendo.
4. Dejar ir es difícil. La ansiedad está indisolublemente ligada a pensamientos no deseados y recurrentes. La mente de la persona ansiosa siempre está bombardeada con las mismas ideas, que lo aterrorizan o lo deprimen, todo el tiempo. Así que soltar o pasar la página puede resultar muy complicado. No lo presione para que "olvide" o piense en otra cosa, porque mientras más importancia le dé a esos pensamientos, más se fijarán en su mente. Dale tiempo y ayúdala a distraerse.
5. Los cambios, incluso los pequeños, son siempre un desafío. La persona ansiosa vive en un estado casi permanente de ansiedad y angustia, esperando la próxima ocasión en que suceda algo malo. Entonces, es común que cuando está en una zona de confort, se aferre a ella y rechace los cambios. Necesitamos ser pacientes porque los cambios en su mente pueden significar desestabilización, caos y, por supuesto, malestar. Esto no quiere decir que los cambios no sean positivos, al contrario, pueden ser muy útiles, pero hay que tener paciencia y respetar el ritmo.
6. Estar plenamente presente es un lujo. La persona ansiosa no siempre es capaz de estar completamente presente, su mente es muy activa y muchas veces lo aleja, por lo que es normal que se pierda en sus pensamientos. Evidentemente no lo hace adrede, muchas veces se anima con el entorno, con una frase, un perfume o un objeto, que su cerebro asocia con una experiencia pasada, desencadenando toda una serie de pensamientos. No te preocupes, deja que poco a poco vuelva a la realidad.
7. El cansancio es su pan de cada día. La ansiedad es simplemente agotadora. Imagínese pasar todo el día ansioso y esperando, a menudo sin saber por qué. Este estado de alerta perenne es tanto física como mentalmente cansado, por lo que es normal que las personas ansiosas necesiten descansar más. A esto se suma que a menudo tienen dificultades para dormir bien, ya que no pueden relajarse fácilmente. No te quejes de nada y no los estimules para que sean más productivos, ya que solo añadirás una dosis extra de ansiedad y tensión.
8. La impulsividad conduce a tomar malas decisiones. Las personas ansiosas pueden reaccionar impulsivamente ante determinadas situaciones. Por ejemplo, un experimento realizado en la Universidad de Illinois mostró que las personas ansiosas sacan conclusiones apresuradas sobre los estados emocionales de los demás, lo que los lleva a cometer errores en las relaciones. Esta falta de reflexión es provocada por una hiperactivación del cerebro emocional, no lo hacen a propósito. Por lo tanto, la mejor ayuda es tener paciencia ayudándolos a guiar su pensamiento.
9. La inquietud y la impaciencia son las armas a utilizar en la batalla diaria. La persona ansiosa experimenta un estado de excitación interior que le impide estar tranquilo. Ella expresa esta activación moviendo sus manos y pies mientras está sentada o cambiando constantemente de actividad. En algunas de estas personas, las técnicas de relajación funcionan mientras que en otras causan más preocupación. Si es así, la actividad física puede ser más útil. Entonces, tal vez, en lugar de ir al cine, sea mejor planificar un paseo por el parque. Se trata de adaptarse a las necesidades del otro planificando actividades que los hagan sentir bien a ambos.
10. Hablar de sentimientos es liberador. La persona ansiosa puede encontrar un gran alivio en alguien que la escucha y muestra un interés real en lo que siente. Muy a menudo, la mejor cura no son las drogas o la psicoterapia, sino el amor y la comprensión. Pregúntale cómo se siente y trata de entenderlo, ponte en su lugar. La escucha activa fortalecerá tu relación, creando lazos emocionales más fuertes Finalmente, no olvides que compartir tu vida con una persona ansiosa puede ser una gran aventura, solo necesitas enfocarte en lo positivo.
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